Carta de la Reina de Caldereros a los donostiarras

Estimados Donostiarras kaxkariñas de mi corazón:

Por segundo año consecutivo no vamos a poder visitaros el primer sábado de febrero. Este año tampoco compondremos la vanguardia del alegre carnaval, que si finalmente lo hay, seguro que no será tan alegre como en el no tan alejado pasado. Y es que han sido 23 meses no especialmente felices. La pandemia ha supuesto un parón en nuestras vidas en la que los esfuerzos de todos han ido encaminados a que, con mayor o menor acierto, podamos plantar cara al dichoso virus.

No es que no queramos ir este día cinco ni el día diecinueve de febrero, al contrario, estamos deseosos de ir en todas las ocasiones. Pero no vemos oportuno desfilar ni acampar, al menos todavía, ya que para poder desfilar con seguridad, deberíamos cumplir con una serie de requisitos que harían que no pudiésemos hacerlo con todo el despliegue al que os tenemos acostumbrados. Pienso que lo importante es que podamos tomar las calles de nuestra amada Parte Vieja con todas nuestras tribus y con todos nuestros colaboradores, Gigantes de la Txaranga del Bidasoa, malabaristas, tragafuegos y la caballería de la Hípica de Loyola. Todos son miembros imprescindibles de La Comparsa y sin ellos no estaríamos completos; en definitiva, no seríamos nosotros. Pero quiero contaros un secreto: haremos lo posible para poder visitaros como es debido, aunque sea en otra fecha.

En estos casi dos años hemos perdido a gente muy querida en el seno de La Comparsa. En 2020, al bueno de Txus Santamaría de la tribu Intxaurtze, anfitrión ejemplar de reuniones de tribus, amable, discreto y siempre dispuesto a ayudar. En 2021, en el mes de mayo, un caballero de elegante bigote y excelente cantor, nuestro buen amigo Carlos Fernández de la tribu Gaztelubide nos dejaba, y al final de 2021, nos dijo adiós el polifacético y artista Tomas Hernández Mendizabal, que como bien recordó su hijo en su funeral, era sobre todo, calderero. Tomás es Calderero de Honor de La Comparsa ya que fue él quien tomó las riendas de la misma, y junto con sus compañeros, dio un fuerte empujón a la fiesta la cual evolucionó de tal manera que como un virus, esta vez un virus festivo y lleno de alegría, traspasó las fronteras de los barrios contagiando a los donostiarras de todos los rincones, escribiendo en doradas letras mayúsculas la celebración de Los Caldereros de La Hungría en el calendario de las fiestas populares donostiarras. Por este motivo y por su trayectoria como artista comprometido con las fiestas populares y la cultura de Donostia, fue candidato a recibir la medalla al mérito ciudadano en varias ocasiones con gran apoyo popular. Distinción que sin lugar a duda merece pero que no se le ha otorgado en vida. Quién sabe si algún día pueda obtenerla a título póstumo.

No sé con certeza que es lo que hay después de este curioso paseo que es la vida; un paraíso, un reino de los cielos o un Valhalla. Pero como soñar es libre, os diré que yo no tengo la menor duda de que allá donde hayan ido estos tres magníficos caldereros habrán sido recibidos con los brazos abiertos por el histórico Kotian Lucas, inseparable amigo de Tomás, y que con la llegada de este último no habrán tardado mucho en empezar a organizar allí el desfile que nosotros no podemos organizar aquí este sábado 5 de febrero.

Será una comparsa compuesta por leyendas de todas las generaciones, dirigida (supongo que a turnos) por históricos jefes directores como Pepe Artola o el mismísimo Shotero Irazusta, quienes serían asistidos por entrañables jefes de sartenes como Jose Luis Pérez o Iñaki Coloma, en cuyo honor se creó una estupenda tribu actual. Reinará seguramente Lola Balenciaga, primera Reina documentada, si le dejan otras regentes, se me ocurren Pilar Valdivieso o Juan Arizpe, con sus damas en carromatos engalanados. No faltaran gruñones domadores (en apariencia) intentando meter en vereda a nada menos que a un oso como Ramon Arruti cuyos hijo, nieto y biznietas desfilan en La Comparsa actual. No faltarán legendarios caldereros como Sacha Arregi o el tan querido Musku, quien me abrió las puertas de la comparsa en mi más tierna infancia. Estarán también cientos de caldereros, zíngaras y personajes varios que hicieron grande esta fiesta y que gracias ellos somos lo que hoy en día somos.

Este primer sábado de febrero no habrá caldereros en Donostia, pero no dudéis que sí los habrá en el paraíso, en cielo, o en el Valhalla; y como no, en nuestros corazones.

Su Majestad Real:
Maritxu de las Koxkas,
Reina de la Primitiva Comparsa de Caldereros de la Hungría de la Parte Vieja

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